lunes, 13 de agosto de 2012

Cuando recibes una noticia que te cambia tu estado emocional

 POR ALEJANDRO SANTANA

En mi vida cualquier día es feliz, todo día tiene su propia lucha y con el paso de los años me he acostumbrado a ese devenir diario que nos ha impuesto la vida.

Pero hay noticas que te alteran tu estado de ánimo, en mi caso ya entrada la tarde del domingo recibí la llamada de un amigo entrañable, que me informa la muerte de un amigo.

La noticia me la da con mucha pena y lamentándose por no haberse enterado a tiempo, para haber estado presente en su velatorio.

Con pena y sollozando, me dice, ¡Alejandro ,murió Mike Romero,! un amigo locutor de la capital que en los años 80 y 90 fue la referencia obligada cuando la radio era un vehículo de cultura, y el locutor, un artista del idioma

Propulsor del genero rock, dueño de una excelente voz, poseedor de una amplia cultura general que le permitía  abordar cualquier tema e interactuar con el publico de una manera muy amena.

Cuando  supe la noticia, recién ahora, pensé en ti, porque al igual que él te has desenvuelto en la comunicación, la que has ejercido como un sacerdocio.

Te lo digo, porque al igual que a ti sus amigos estuvieron solicitando una pensión del estado, debido a que desde hacía  varios años venía padeciendo  problemas de salud.

Finalmente le dieron la pensión, pero cuando ya no le servia para nada, en la última etapa de su vida, y creo,  que Mike, no cobro el primer mes, pues estaba interno en un hospital.

Alejandro, ojala que eso no te pase a ti, pues sería muy doloroso, sé de tus esfuerzos porque las cosas en nuestro pueblo anden bien, sé de tus años de ejercicio, esperanzado en que el esperado desarrollo nos llegue.

Nunca fui amigo personal del locutor fallecido, pues debo decir que apenas lo conocí en mis años de corresponsal de Noti Tiempo, gracias a la amistad que tenía Mike Romero con Pompón Brea, ( unos de los hijos del dueño de la cadena radial de los Brea Peña), que más tarde montó una emisora de música Rock.

Sé que era jovial, amistoso y sobre todo sencillo y conversador; mi amigo me hablo de la gran amistad que los unió y de la clase de ser humano que fue y hasta lo comparo  con migo, atribuyéndonos, a ambos ser sinceros con los amigos.

Sin proponérselo mi amigo alteró al final de la tarde la alegría de mi domingo y no por la esperada pensión, sino por los recuerdos y experiencia de un personaje de una novela de Gabriel García Márquez, “El Coronel, no tiene quien le Escriba,”.

Se trata de  un veterano de guerra que vivió los últimos años de su vida, esperando una carta donde le llegaría la noticia oficial que le hablaría de su pensión.

Claro a mi no me pasará lo mismo, conteste a ese amigo, ya que en su momento renunciare de manera pública a ese beneficio que otorga el poder ejecutivo, a quienes hemos dado todo por las libertades del pueblo, sin pensar en nosotros, “total hasta ahora he vivido.