POR HIDALGO ROCHA.
En toda actividad del
ser humano uno de los problemas que más distancian a los individuos de un
quehacer cualquiera, es el relevo generacional. Este, aunque es una fase
natural de todo ser viviente, es decir, que tiene que darse porque las
capacidades en el hombre o la mujer se van agotando con su uso continuo,
en los diferentes escenarios a veces es una bomba de tiempo.
El relevo
generacional nace espontáneamente. Se da en la familia, donde entre los
padres e hijos debe de haber un intervalo de uno 30 años y de ahí se transfiere
hacia las demás actividades del ser humano. Este puede venir de una preparación
sistemática, donde los que están en los altos niveles enseñen a los mando
bajos, como de la practica continua del quehacer en donde se exige o se busca
cambiar de mando.
En esos quehaceres
del ser humano, dar paso a una nueva generación es un es un dolor de cabeza.
Los altos mandos, viejos roble o como quiera llamársele, más que ver el
desarrollo de esa nueva generación, con nuevas ideas, nuevo bríos, nuevas
inquietudes y adaptación a los nuevos tiempos, lo que ven es a enemigos de su
trayectoria. Sin saber que ocupar espacios es lo que importa.
Los espacios, tanto
la nueva generación como los de capacidades demostradas, deben de saber que
estos se ocupan en el tiempo determinados. Y no por ello se debe de llegar a la
descalificación, a la mutilación de capacidades y preparación, de uno u otro,
para exigir esos espacios.
La adecuación llega
solo o se impone, ya no estamos en los tiempos de la máquina de escribir
OLIMPIA, hoy el internet nos permite emitir opiniones fresca y saludable desde
el punto de vista o desde la óptica que nuestras capacidades nos permitan, y
así los demás.
Es por ello que el
relevo generacional se impone, si los viejos robles o los vivientes en los
altos mandos no se adecuan a los nuevos tiempos. La preparación es de todos,
viejos y nuevos están llamados a acudir a ella. Las ideas, vengan de donde
vengan, deben de debatirse en el plano de la democracia, ideas contra ideas,
planteamiento contra planteamiento, nunca en el plano de la descalificación.
Cuando quien se
resiste a aceptar esa adecuación, ese avance de una generación que trae nuevos
argumentos, figuras frescas para los que se involucran en aéreas diversas en
los cuales, muchas veces, solo existían unos cuantos y emiten desconsideraciones
y descalificaciones caen en la ridiculez.
La nueva generación
debe de buscar sus espacios, pero espacios ganados en base a los que exigen
esas aéreas del quehacer humano, sea esta cualquiera que sea. Por su parte los
viejos robles, dotados de más eminentes capacidades, deben o de adecuarse o
ocupar el espacios que la vida da a quienes podrían instruir.
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