POR YOBANY DE LEON PEREZ, para Ecos del Sur.
He leído con detenimiento las declaraciones vertidas por la Prof. Amparo Chantada González, publicadas en el diario digital Ecos del Sur, en donde expresa su oposición al traslado de los restos de “La Reina del Technicolor”, María Montez, entiendo que es un derecho que le asiste de oponerse, pero llegar al extremo de expresar que seria “Un crimen y un atropello a París, llevarse los restos de María Montez a Barahona”.
Estas declaraciones despectiva empañan el buen nombre de los Barahoneros, la realidad es que María Montez nació en esta ciudad, nuestro Aeropuerto Internacional lleva su nombre y el nuevo Parque Turístico en construcción también, podemos estar seguro que su pueblo natal le ha dado mayor reconocimiento a la persona de Maria Montez que la propia ciudad de París donde descansan sus restos, aunque no tenemos un cementerio de sueños y realidades como lo ha manifestado, pero si tenemos una ciudad hermosa y natural de gentes nobles que preservan la cultura y sus grandes personajes.
Expresa que “los Barahoneros aun se pelean para determinar si el malecón va a ser solamente turístico o si los propietarios de cemento Andino tienen el derecho de dañar la obra que ese ejecuta en esta ciudad.
Debemos decirle a esta dama que los Barahoneros, no, nos estamos peleando solo exigimos como ciudadanos que nuestra obra e infraestructura sea respetada, pues esa construcción del bulevar del malecón de la avenida Enriquillo esta ubicada dentro del parque Turístico “Maria Montez, obra que esta siendo levantada a un costo superior a los 350 millones de pesos, pero como su nombre lo indica “Parque Turístico,” no habrá el porque nosotros como Barahoneros ponernos de acuerdo solo defenderlo y no permitir que un muelle al lado de esta gran obra sea usado para la exportación de cemento.
Quizás Maria Montez, jamás volvió a esta ciudad, según afirma la Profesora , aunque físicamente no estuvo, pero todos sus logros en playas extranjeras eran compartidos con sus familiares y amigos que desde aquí quedaban entusiasmados al recibir sus buenas noticias en el arte. Pues su corazón siempre latió por su anhelado pueblo