viernes, 3 de agosto de 2012

¡Oh Legisladores!. ¿Por qué lo dañan al final?.



Por FELIX BETANCES, Para Ecos del Sur.

Hace aproximadamente un año, fue sometido al Congreso Nacional por parte del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP),  un proyecto de Ley General de Salarios para todos los y las servidores y servidoras públicos del País.

Dicho proyecto, fue engavetado en un principio y desempolvado a casi un año, para su estudio y aprobación.

En el mismo, por lo que se sabe, se propone regular los sueldos de todos los servidores públicos, los cuales están comprendidos desde el del Presidente de la República, hasta el más humilde servidor del Estado.

Se entiende por servicios públicos para estos fines, todos aquellos para cuyas ejecutorias se consignan sus costos, en el Presupuesto General de la Nación (Proyecto de Ingresos y Ley de gastos públicos), que cada año estudia y aprueba el Congreso Nacional.

La regulación consiste en establecer límites a sueldos que en forma libresca, se pagan a algunos servidores públicos, sin que nadie tenga el más mínimo control; muchos de ellos por encima de los del Presidente y Vice-Presidente de la República.

Sueldos, que se entiende que el País, debido a la situación económica que padece el mundo actual y que en cierto sentido es el “Ave María” de los propios gobernantes, no está en condiciones de pagar.

También se propone establecer la equidad de sueldos en Cargos iguales y en calidad de servicios, entre otras cosas.

Siempre se ha dicho que las Leyes son o deben ser iguales para todos, y en ese sentido, el pueblo en general, tenía cifradas sus esperanzas en que así se haría.

Sin embargo, todo cambió de color, cuando se entera de que el Senado de la República, aprobó el referido proyecto, con la excepción del Banco Central, que paradójicamente es la Institución donde se pagan los más lujosos sueldos del País.

La indignación del pueblo es mayor, primero: porque se trata de un inaceptable privilegio que raya en la burla y la desconsideración, en un País donde se habla de sueldos de 4 y 5 mil pesos y segundo: porque se premia a una Institución en la cual se han registrado dos espectaculares robos, primero uno de un millón de pesos y recientemente, otro nada más y nada menos que de unos 56 milloncitos de pesos; por ninguno de los cuales, que se sepa, nadie ha sido o está siendo cuestionado. 

¿ Y qué País es éste?.   ¿Qué clase de legisladores es la que nos gastamos?.  
Los legisladores, con actitudes como ésta, le dejan la impresión al pueblo, de que no son inspirados y guiados por Dios: sino por el Diablo.

¡Rectifiquen señores legisladores, tienen tiempo!.

Sed justos, lo primero, si queréis ser felices: sentenció el fundador de lo que fuera un País, que hoy ya es un negocio: Juan Pablo Duarte.